EL RIEGO: Riego por aspersión y difusión.

El riego por aspersión se basa en la aplicación de agua en forma de fina lluvia sobre la superficie a regar.
 
El agua es conducida a través de las conducciones a presión, hasta los elementos encargados de aplicarla, los aspersores o difusores, repartiéndola uniformemente sobre la superficie, infiltrándose esta a capas profundas para estando disponible para las plantas.
 
El proceso de infiltración no sólo depende de las características de los aspersores, sino también de las propias características físicas del suelo.
 
Una de las características principales es la falta de control del agua una vez sale del aspersor, estando a merced de las condiciones ambientales, sobre todo del viento que deforma el área de reparto y por tanto la uniformidad del riego.
 
Otro aspecto importante que puede afectar a la eficiencia, es el tamaño de gota ya que un tamaño excesivamente pequeño bajo ambientes muy cálidos y secos, puede provocar la evaporación de estas antes de su llegada al suelo, por lo que las pérdidas por evaporación pueden ser muy grandes.
 
Los aspersores realizan movimientos rotatorios, regando una superficie más o menos circular. Los modelos regulables, pueden variar el ángulo de barrido de 0 a 360o, así como la apertura del arco de riego que modifica el radio de trabajo. Actualmente existen modelos con varias boquillas integradas que modifican tanto el arco de trabajo como el tamaño de gota, lo que los hacen muy adaptables a diferentes condiciones de trabajo.
 
Los difusores, son muy similares a los aspersores, pero carecen de elementos móviles para girar por lo que la regulación se realiza a través de las boquillas entre 20-30º (según modelos) hasta 360º, para definir el sector a regar.
 
El riego por aspersión no es muy adecuado para regar con aguas salinas, ya que al mojar la parte aérea de la planta totalmente o parcialmente, el agua al evaporarse deposita las sales que pueden provocar quemaduras u otros daños.

 
Tampoco es recomendado para plantas de flores u ornamentales si se utilizan sobre todo aguas duras (>50º franceses) y elevado contenido en carbonatos (>300 ppm) ya que producen manchas en hojas y flores con la consiguiente pérdida de valor ornamental.
 
Al igual ocurre si tenemos aguas con exceso de hierro, por lo que con valores mayores de 1 ppm deberemos pensar en la instalación de riego alternativo a la aspersión.
 
El uso tanto de riego con aspersores y difusores se suele centrar en:
  • Césped y tapizantes.
  • Campos de deportes.
Los aspersores instalados suelen ser emergentes para evitar vandalismos, protegerlos de golpes o simplemente para que no interfieran en la actividad que se realiza en la zona.
 
Ventajas:
  • Permite regar terrenos ondulados o poco uniformes.
  • Puede ser utilizado en gran variedad de suelo, incluso en arenosos con riegos cortos y frecuentes.
  • Muy útil en las principales fases de las plantas con riegos cortos y frecuentes.
  • Útil para riegos de socorro y especialmente eficaz contra heladas.
  • Permite realizar el lavado de sales al desplazarse a capas más profundas del suelo.
  • Permite la aplicación de fertilizantes y algunos tratamientos químicos.
  • Permite la automatización.

Inconvenientes:
  • Puede tener efectos negativos en algunas plantas al mojar la parte aérea de las mismas.
  • El viento dificulta el reparto uniforme del agua, haciendo disminuir la uniformidad y la eficiencia.
  • El uso de aguas salinas puede ocasionar quemaduras en las hojas debido a las sales.
  • El uso de aguas muy duras, con altos contenidos en carbonatos o hierro, puede ocasionar manchas en las flores y hojas con la consiguiente pérdida de valor ornamental.

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