EL RIEGO: Tipos de riego.
Introducción.
La estética de un jardín, no depende sólo del diseño del mismo o de la belleza de las plantas que aloja, sino también se su correcto mantenimiento y conservación de las plantas que viven en él.
Este objetivo se conseguirá entre otras cosas mediante una serie de tareas a realizar en el jardín como el laboreo, poda, escardas y también mediante la utilización de un sistema de riego adecuado, que permita el máximo ahorro de agua y que sea totalmente eficiente que aporte la cantidad correcta a las plantas.
El Riego Localizado
La elección del sistema de riego dependerá de:
- La disponibilidad de agua y posibilidad de llevar al punto necesitado.
- Topografía y forma del terreno.
- Climatología, especialmente vientos.
- Tipo de plantas y necesidades hídricas.
- Calidad de agua de riego.
- Costes de instalación.
- Tiempo de riego, limitado generalmente en zonas públicas y de recreo.
Actualmente los sistemas de riego más utilizados tanto en jardines públicos como privados son los de aspersión y localizado, aunque todavía quedan numerosos jardines que siguen utilizando el riego por superficie.
Este último tipo es frecuente en jardines arbóreos y en aquellos en los que la topografía permita la distribución de agua uniformemente por toda la superficie.
El Riego Localizado
El riego localizado, como su propio nombre indica, consiste en el aporte del agua en puntos concretos del suelo mediante un conjunto de conducciones por las que circula el agua a presión, siendo estas superficiales como enterradas, mediante una serie de emisores, los cuales solo mojan una parte del suelo, la circundante a la planta.
La salida del agua por los emisores se produce con muy poca o nula presión, a través de unos orificios de muy pequeño tamaño. El volumen de suelo que humedecen mediante este aporte de agua, se denomina "bulbo húmedo".
La forma del bulbo húmedo depende principalmente de la textura del suelo, siendo más extendido en suelos arcillosos, y más profundo en suelos arenosos.
El agua al infiltrarse forma capas concéntricas de mayor a menor nivel de humedad desde el emisor.
Esta distribución en capas concéntricas, es la misma que siguen las sales contenidas en el agua de riego.
En centro del bulbo, es la parte que más agua acumula, por lo que la concentración de sales es menor, al tiempo que el movimiento del agua a través del bulbo, realiza un lavado de sales acumuladas en el suelo, más intenso en la zona próxima al emisor, por lo que la acumulación de sales se produce en la periferia del bulbo y en la superficie del suelo, puesto que el agua que se evapora, no arrastra consigo las sales. Este lavado, afecta de igual forma a los nutrientes, ya que son sales también.
De esta forma, cuando se utiliza el riego localizado, hay que hacer aportes de nutrientes frecuentemente para evitar la aparición de carencia por lavado del suelo. El método de aplicación de estos nutrientes suele ser mediante la propia agua de riego, en lo que se conoce como fertirrigación.
Como ya hemos comentado en capítulos anteriores, a la hora de calcular las necesidades de riego con aguas salinas, hay que tener en cuenta la fracción de lavado o cantidad de agua extra que debemos aportar para alejar la acumulación de sales del centro del bulbo, evitando el contacto de las raíces de las plantas con dichas sales.
A la hora de situar las plantas, deberemos por estos motivos, tener en cuenta la forma del bulbo y zona de acumulación de sales y evitar así la plantación en estas zonas de plantas delicadas.
En jardines con riego localizado, la técnica consiste en la aplicación de pequeñas cantidades de agua pero con una alta frecuencia de riego, es decir dar un número elevado de riegos. La finalidad de ello es mantener el suelo con una humedad constante y óptima.
En jardines con vegetación arbórea y en aquellos con suministro de agua no asegurado durante todo el año, esta alta frecuencia puede acarrear problemas de anclaje radicular o falta de resistencia en periodos de sequía.
Para estos casos, será mejor rebajar las frecuencia, pero aumentando los aportes de agua, a fin de incrementar el volumen del bulbo y la profundidad de las raíces, ya que éstas profundizaran más en busca de agua.
Un aspecto muy interesante también, es que con el riego localizado podemos alcanzar unos niveles de automatización muy altos, llegando casi a un funcionamiento casi autónomo del sistema.
Este sistema dentro del jardín se suele utilizar para regar:
- Árboles.
- Líneas de setos.
- Arriates.
- Macizos de flores.
- Tapizantes.
Este es el sistema más adecuado para regar con aguas salinas, ya favorece el lavado de sales, manteniéndolas alejadas de las zona de raíces. Por otro lado al no haber contacto con tronco y hojas, se evitan manchas y problemas de toxicidad. Por otro lado, es el sistema más seguro si se utilizan aguas residuales depuradas, sobre todo si se utiliza la modalidad de riego localizado subterráneo mediante tuberías emisoras (exudantes).
Ventajas e inconvenientes:
Veamos las ventajas e inconvenientes que presenta el riego localizado.
Ventajas
- Aplicación del agua directamente en zona de raíces.
- Permite uso eficiente y ahorro de agua.
- Pérdidas por escorrentías, percolación y evaporación, mínimas lo que es un sistema de alta eficiencia de aplicación.
- Permite aplicación de fertilizantes y tratamientos químicos a través del agua(fertirrigación).
- Gran control del agua y fertilizantes aplicados.
- Dificulta la aparición de hierbas adventicias en la zona no humedecida.
- Reduce ciertos problemas fitosanitarios al no mojar la parte aérea de las plantas.
- Muy adecuado para bajas presiones de trabajo.
- Permite el uso de aguas salinas y depuradas.
- Permite alta automatización.
Inconvenientes:
- Necesita alta inversión.
- Puede producir problemas de salinidad en la zona del bulbo si no se maneja bien.
- Alto control y mantenimiento para su adecuado funcionamiento.
- Emisores se obturan con facilidad.
- Problemas de enraizamiento de los árboles si la frecuencia no es la adecuada.
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